Orizaba, Ver.- Entre aplausos, porras, lágrimas, aullidos y el sonido del caracol, los restos mortales del reconocido alpinista orizabeño por su labor altruista, amante de la naturaleza y la montaña, recibió sagrada sepultura en el Panteón Municipal, Juan de la Luz Enríquez.

Familiares, amigos y montañistas de diferentes confraternidades, se dieron cita en la Capilla de la Virgen del Tepeyac asentada en la parte baja de la entrada principal al Cerro del Borrego, en dónde se llevó a cabo la misa de cuerpo presente.


Antes de ir a la capilla, fué llevado a su vivienda a bordo de una carroza en color blanco, para rendirle un homenaje en compañía de su esposa, hijos, hermanos y demás familiares.
El ataúd de color madera con la Virgen de Guadalupe labrada, además de su casco de espeleología y su grivel o hacha de hielo encima, con el cuerpo de Carlos Altamirano Lima, descendió sobre la Calle Sur 18 y posteriormente se incorporó a la Calle Real o Poniente 7, cruzando la Oriente 6 hasta llegar al Cementerio Municipal Juan de la Luz Enríquez para su último adiós.

